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Las claves sobre la piel sensible - Tu piel en profundidad - Blog

 
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Las claves sobre la piel sensible

Las claves sobre la piel sensible

 

Tabla de contenidos

 


De forma general, quiere decir que este tipo de piel es reactiva, frágil o intolerante a diferentes estímulos que en situaciones normales no tendrían que provocar una reacción. Lo que resulta en sensaciones de malestar subjetivas (porque no tiene signos visibles, como el escozor o la tirantez) y/u objetivas (síntomas visibles como rojeces o acné). (1) (2) (3)

¿Qué la diferencia de una alergia?

En una alergia interviene el sistema inmune.
Cuando nos exponemos de manera persistente o repetitiva a un alérgeno, que aunque sea una sustancia inocua del entorno como un perfume o un tejido, nuestro sistema inmunológico lo interpreta como tóxico. Entonces iniciarán una serie de mecanismos de defensa, como la inflamación o el escozor, con el objetivo de expulsar la sustancia que provocó la reacción. (15) (16)
Barrera protectora débil: una piel sensible se caracteriza por una cantidad irregular de lípidos o grasas, los cuales juegan un papel fundamental en la protección de la piel: no solo evitan la entrada de potenciales alérgenos y químicos irritantes, sino que además impiden la pérdida de agua transepidermal. (4)
  • La pérdida de agua puede provocar descamaciones y facilitar la absorción de sustancias potencialmente irritantes en capas más profundas de la piel. (3) (4)
  • Una piel más seca y fina puede ser más propensa a estímulos que provocan alergias o dermatosis como acné, lesiones irritantes, rosácea, dermatitis atópica, entre otros. (1) (3) (4) (5)

pH alto: que puede dañar la integridad del estrato córneo y la barrera protectora de la piel. (10) (11)

Terminaciones nerviosas desprotegidas: y además, su hiperreactividad. De este modo, los nervios quedan a merced de cualquier estímulo que pueda activarlos. Generando sensaciones sin síntomas visibles como hormigueo, dolor, ardor, picor, escozor o tirantez que tanto caracterizan a la piel sensible. (3) (4)

Hiperreacción de los vasos sanguíneos: principalmente en las mejillas, donde existe mayor flujo de sangre y reactividad vascular, dando lugar a inflamaciones crónicas como eritemas. (2) (3) (6)

 

Podemos hablar de factores endógenos si el origen de la sensibilidad se encuentra en el propio cuerpo, mientras que los aspectos ambientales y de estilo de vida son exógenos. (4)
Cambios hormonales como el ciclo menstrual o la menopausia. Emociones fuertes como el estrés o la ansiedad. Incluso enfermedades que en un principio no guardan relación con la piel, pueden provocar su sensibilidad, como es el caso de la diabetes o la obesidad. (4) (10)
  • Factores medioambientales: rayos UV o artificiales, la polución, el calor, el frío, el viento, la sequedad, la humedad o incluso el aire acondicionado. (1) (2)
  • Factores de estilo de vida: utilizar cosméticos que no corresponden con el tipo de piel, limpiezas excesivas, abusar de ciertos componentes irritantes como el ácido salicílico, surfactantes, jabones o astringentes. Exfoliantes químicos, dermoabrasiones o corticoides. Consumir alimentos con picantes y estimulantes como la cafeína o el alcohol. (1) (2) (3)
Para identificar el tipo de piel sensible es necesario acudir a un profesional y responder a un cuestionario para que identifique los signos subjetivos, y realizar test físicos para los síntomas objetivos. (3)

Existen numerosas formas de clasificar a la piel sensible, en general se centran en la reactividad a los diferentes estímulos. (3)
  • Piel muy sensible: el primer grupo tiene los síntomas de manera permanente y la piel puede ser seca o grasa. Reacciona a los factores exógenos y/o endógenos. (3)
  • Piel reactiva medioambiental: esta piel sensible suele ser de tono claro,  es seca y tiende a los rojeces. Como su nombre indica, reacciona principalmente a los cambios medioambientales. (1) (3)
  • Piel reactiva cosmética: en la misma línea que el anterior, esta piel sensible reacciona a determinados cosméticos o sus ingredientes. (1) (3)
  • Piel reactiva por factores endógenos: el origen de la sensibilidad es una condición de la piel, como la dermatitis atópica, o una enfermedad que no guarda relación con esta, como la diabetes. (3) (10)
Dar con los cuidados correctos puede resultar complicado porque: (3)
  • Muchas veces las reacciones son subjetivas como el escozor o la tirantez.
  • Cada piel sensible es diferente.
Aunque las pieles secas y muy secas se caracterizan por una pérdida de agua transepidermal, esto no las convierten automáticamente en sensibles. No obstante, una barrera desprotegida puede facilitar la penetración de alérgenos, por lo que sí son las más propensas a la sensibilidad. (7)

Para esta combinación, los objetivos de su tratamiento son:

Restaurar la barrera protectora de la piel: utiliza humectantes que impidan la pérdida de agua transepidermal, como la glicerina y el ácido hialurónico. También hidratantes como la rodiola, que restauran la integridad del estrato córneo.
Calmar la piel: con componentes como la camomila y probióticos. (2) (8)
Evitar:
  • Cosméticos irritantes como los jabones (surfactantes y solventes), alcoholes, ácidos hidróxidos (AHA) y el ácido salicílico (BHA), exfoliantes y mascarillas, y los retinoides (Vitamina A). (1) (3)
  • Perfumes y fragancias.
  • Productos con muchos ingredientes, como conservantes y alérgenos. (8)

Para aquí si quieres ver cremas para pieles sensibles y secas.
Las pieles que segregan mucho sebo pueden tener tendencia a ser sensibles porque este es perjudicial para el estrato córneo, dañando su estructura y barrera protectora. (6)
Esta combinación se caracteriza por una alta resistencia a tratamientos. (12) Por lo que la clave está en el equilibrio entre:
  1. Calmar la hipersensibilidad.
  2. Reducir la segregación de sebo.
Luego de la limpieza, sus necesidades nutritivas son las mismas que cualquier otro tipo de piel. Por lo que el objetivo es igualmente reforzar la barrera desprotegida con una buena hidratación. (13)

En cuanto a la reducción del sebo, el reto es que la formulación resulte tolerable para la piel sensible. Algunos estudios demuestran que un derivado del ácido retinoico, el adapaleno, consigue este equilibrio. Mientras que la vitamina B3 aporta un efecto calmante y antiinflamatorio. (14)

Pulsa aquí si quieres ver cremas para pieles sensibles y mixtas.
Con la edad, los lípidos que ayudan a proteger la piel disminuyen y esta se vuelve más fina. Además de cambios a nivel fisiológico, bioquímico o incluso neurosensorial, aumenta el pH de la piel. Todo lo cual indica que con los años aumenta la vulnerabilidad de la piel ante estímulos potencialmente irritantes. (9)

Las formulaciones deben ser preferiblemente aceitosas frente a acuosas, esto permitirá prolongar los efectos hidratantes. (9) Mientras que los productos deben tener un pH inferior a 5.5. para no dañar el equilibrio fisiológico de la piel. (9)

Sobre la autora
María A. F.
¡Hola! Me encanta escribir sobre los cuidados de la piel, investigar e informarme en profundidad para dar explicaciones completas y detalladas.

 

¡Recuerda!
Nuestro trabajo es proporcionarte información. Si tienes dudas o necesitas asesoramiento, consulta siempre a un profesional antes de empezar cualquier tratamiento.

 


 

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Referencias
1. Stalder, J. F., Tennstedt, D., Deleuran, M., Fabbrocini, G., De Lucas, R., Haftek, M., ... & Saint Aroman, M. (2014). Fragility of epidermis and its consequence in dermatology. Journal of the European Academy of Dermatology and Venereology, 28: 1-18. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/jdv.12509
2. Farage, M. A. (2019). The prevalence of sensitive skin. Frontiers in medicine, 6: 98. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmed.2019.00098/full
3. Escalas-Taberner, J., González-Guerra, E., & Guerra-Tapia, A. (2011). Sensitive skin: a complex syndrome. Actas Dermo-Sifiliográficas (English Edition), 102 (8): 563-571. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1578219011000710
4. Misery, L., Loser, K., & Ständer, S. (2016). Sensitive skin. Journal of the European Academy of Dermatology and Venereology, 30: 2-8. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/jdv.13532
5. Berardesca, E., Farage, M., & Maibach, H. (2013). Sensitive skin: an overview. International journal of cosmetic science, 35 (1): 2-8. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/j.1468-2494.2012.00754.x
6. Pan, Y., Ma, X., Song, Y., Zhao, J., & Yan, S. (2021). Questionnaire and Lactic Acid Sting Test Play Different Role on the Assessment of Sensitive Skin: A Cross-sectional Study. Clinical, Cosmetic and Investigational Dermatology, 14: 1215. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8449876/
7. Baumann, L. (2016). Validation of a questionnaire to diagnose the Baumann skin type in all ethnicities and in various geographic locations. Journal of Cosmetics, Dermatological Sciences and Applications, 6 (1): 34-40. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://www.scirp.org/journal/paperinformation.aspx?paperid=64499
8. Rodan, K., Fields, K., Majewski, G., & Falla, T. (2016). Skincare bootcamp: the evolving role of skincare. Plastic and Reconstructive Surgery Global Open, 4(12 Suppl). [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5172479/
9. Schreml, S., Kemper, M., & Abels, C. (2014). Skin pH in the elderly and appropriate skin care. Eur Med J Dermatol, 2: 86-94. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://emj.emg-health.com/wp-content/uploads/sites/2/2018/02/Skin-pH-in-the-Elderly-and-Appropriate-Skin-Care.pdf
10. Chen, L., & Zheng, J. (2021). Does sensitive skin represent a skin condition or manifestations of other disorders?. Journal of Cosmetic Dermatology, 20 (7): 2058-2061. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/jocd.13829
11. Hülpüsch, C., Tremmel, K., Hammel, G., Bhattacharyya, M., de Tomassi, A., Nussbaumer, T., ... & Traidl-Hoffmann, C. (2020). Skin pH–dependent Staphylococcus aureus abundance as predictor for increasing atopic dermatitis severity. Allergy, 75 (11): 2888-2898. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/all.14461
12. Hong, J. Y., Park, S. J., Seo, S. J., & Park, K. Y. (2020). Oily sensitive skin: A review of management options. Journal of cosmetic dermatology, 19 (5): 1016-1020. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32112510/
13. Petric, D. Greasy malnourished skin paradox. [Internet] [Fecha de consulta: 2021]
14. Bagatin, E., Freitas, T. H. P. D., Rivitti-Machado, M. C., Ribeiro, B. M., Nunes, S., & Rocha, M. A. D. D. (2019). Adult female acne: a guide to clinical practice. Anais brasileiros de dermatologia, 94: 62-75. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://www.scielo.br/j/abd/a/qXdkswPvSxTtFyc4LzGswYx/?lang=en&format=html#
15. Galli, S. J., Tsai, M., & Piliponsky, A. M. (2008). The development of allergic inflammation. Nature, 454 (7203): 445-454. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://www.nature.com/articles/nature07204
16. Profet, M. (1991). The function of allergy: immunological defense against toxins. The Quarterly review of biology, 66 (1): 23-62. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://www.journals.uchicago.edu/doi/abs/10.1086/417049
17. Farage, M. A. (2010). Does sensitive skin differ between men and women?. Cutaneous and ocular toxicology, 29 (3): 153-163. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://www.tandfonline.com/doi/abs/10.3109/15569521003774990
18. Misery, L., Jourdan, E., Huet, F., Brenaut, E., Cadars, B., Virassamynaïk, S., ... & Taieb, C. (2018). Sensitive skin in France: a study on prevalence, relationship with age and skin type and impact on quality of life. Journal of the European Academy of Dermatology and Venereology, 32 (5): 791-795. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/jdv.14837
19. Saint-Martory, C., Roguedas-Contios, A. M., Sibaud, V., Degouy, A., Schmitt, A. M., & Misery, L. (2008). Sensitive skin is not limited to the face. British Journal of Dermatology, 158 (1): 130-133. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1365-2133.2007.08280.x
20. Guinot, C., Malvy, D., Mauger, E., Ezzedine, K., Latreille, J., Ambroisine, L., ... & Tschachler, E. (2006). Self-reported skin sensitivity in a general adult population in France: data of the SU. VI. MAX cohort. Journal of the European Academy of Dermatology and Venereology, 20 (4): 380-390. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1468-3083.2006.01455.x
21. Misery, L., Sibaud, V., Merial-Kieny, C., & Taieb, C. (2011). Sensitive skin in the American population: prevalence, clinical data, and role of the dermatologist. International journal of dermatology, 50 (8): 961-967. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1365-4632.2011.04884.x
Fuente de la imagen: unsplash.com (Kat Love / zncUDOR-Ie8)

 

Las claves sobre la piel sensible

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Tabla de contenidos

 


De forma general, quiere decir que este tipo de piel es reactiva, frágil o intolerante a diferentes estímulos que en situaciones normales no tendrían que provocar una reacción. Lo que resulta en sensaciones de malestar subjetivas (porque no tiene signos visibles, como el escozor o la tirantez) y/u objetivas (síntomas visibles como rojeces o acné). (1) (2) (3)

¿Qué la diferencia de una alergia?

En una alergia interviene el sistema inmune.
Cuando nos exponemos de manera persistente o repetitiva a un alérgeno, que aunque sea una sustancia inocua del entorno como un perfume o un tejido, nuestro sistema inmunológico lo interpreta como tóxico. Entonces iniciarán una serie de mecanismos de defensa, como la inflamación o el escozor, con el objetivo de expulsar la sustancia que provocó la reacción. (15) (16)
Barrera protectora débil: una piel sensible se caracteriza por una cantidad irregular de lípidos o grasas, los cuales juegan un papel fundamental en la protección de la piel: no solo evitan la entrada de potenciales alérgenos y químicos irritantes, sino que además impiden la pérdida de agua transepidermal. (4)
  • La pérdida de agua puede provocar descamaciones y facilitar la absorción de sustancias potencialmente irritantes en capas más profundas de la piel. (3) (4)
  • Una piel más seca y fina puede ser más propensa a estímulos que provocan alergias o dermatosis como acné, lesiones irritantes, rosácea, dermatitis atópica, entre otros. (1) (3) (4) (5)

pH alto: que puede dañar la integridad del estrato córneo y la barrera protectora de la piel. (10) (11)

Terminaciones nerviosas desprotegidas: y además, su hiperreactividad. De este modo, los nervios quedan a merced de cualquier estímulo que pueda activarlos. Generando sensaciones sin síntomas visibles como hormigueo, dolor, ardor, picor, escozor o tirantez que tanto caracterizan a la piel sensible. (3) (4)

Hiperreacción de los vasos sanguíneos: principalmente en las mejillas, donde existe mayor flujo de sangre y reactividad vascular, dando lugar a inflamaciones crónicas como eritemas. (2) (3) (6)

 

Podemos hablar de factores endógenos si el origen de la sensibilidad se encuentra en el propio cuerpo, mientras que los aspectos ambientales y de estilo de vida son exógenos. (4)
Cambios hormonales como el ciclo menstrual o la menopausia. Emociones fuertes como el estrés o la ansiedad. Incluso enfermedades que en un principio no guardan relación con la piel, pueden provocar su sensibilidad, como es el caso de la diabetes o la obesidad. (4) (10)
  • Factores medioambientales: rayos UV o artificiales, la polución, el calor, el frío, el viento, la sequedad, la humedad o incluso el aire acondicionado. (1) (2)
  • Factores de estilo de vida: utilizar cosméticos que no corresponden con el tipo de piel, limpiezas excesivas, abusar de ciertos componentes irritantes como el ácido salicílico, surfactantes, jabones o astringentes. Exfoliantes químicos, dermoabrasiones o corticoides. Consumir alimentos con picantes y estimulantes como la cafeína o el alcohol. (1) (2) (3)
Para identificar el tipo de piel sensible es necesario acudir a un profesional y responder a un cuestionario para que identifique los signos subjetivos, y realizar test físicos para los síntomas objetivos. (3)

Existen numerosas formas de clasificar a la piel sensible, en general se centran en la reactividad a los diferentes estímulos. (3)
  • Piel muy sensible: el primer grupo tiene los síntomas de manera permanente y la piel puede ser seca o grasa. Reacciona a los factores exógenos y/o endógenos. (3)
  • Piel reactiva medioambiental: esta piel sensible suele ser de tono claro,  es seca y tiende a los rojeces. Como su nombre indica, reacciona principalmente a los cambios medioambientales. (1) (3)
  • Piel reactiva cosmética: en la misma línea que el anterior, esta piel sensible reacciona a determinados cosméticos o sus ingredientes. (1) (3)
  • Piel reactiva por factores endógenos: el origen de la sensibilidad es una condición de la piel, como la dermatitis atópica, o una enfermedad que no guarda relación con esta, como la diabetes. (3) (10)
Dar con los cuidados correctos puede resultar complicado porque: (3)
  • Muchas veces las reacciones son subjetivas como el escozor o la tirantez.
  • Cada piel sensible es diferente.
Aunque las pieles secas y muy secas se caracterizan por una pérdida de agua transepidermal, esto no las convierten automáticamente en sensibles. No obstante, una barrera desprotegida puede facilitar la penetración de alérgenos, por lo que sí son las más propensas a la sensibilidad. (7)

Para esta combinación, los objetivos de su tratamiento son:

Restaurar la barrera protectora de la piel: utiliza humectantes que impidan la pérdida de agua transepidermal, como la glicerina y el ácido hialurónico. También hidratantes como la rodiola, que restauran la integridad del estrato córneo.
Calmar la piel: con componentes como la camomila y probióticos. (2) (8)
Evitar:
  • Cosméticos irritantes como los jabones (surfactantes y solventes), alcoholes, ácidos hidróxidos (AHA) y el ácido salicílico (BHA), exfoliantes y mascarillas, y los retinoides (Vitamina A). (1) (3)
  • Perfumes y fragancias.
  • Productos con muchos ingredientes, como conservantes y alérgenos. (8)

Para aquí si quieres ver cremas para pieles sensibles y secas.
Las pieles que segregan mucho sebo pueden tener tendencia a ser sensibles porque este es perjudicial para el estrato córneo, dañando su estructura y barrera protectora. (6)
Esta combinación se caracteriza por una alta resistencia a tratamientos. (12) Por lo que la clave está en el equilibrio entre:
  1. Calmar la hipersensibilidad.
  2. Reducir la segregación de sebo.
Luego de la limpieza, sus necesidades nutritivas son las mismas que cualquier otro tipo de piel. Por lo que el objetivo es igualmente reforzar la barrera desprotegida con una buena hidratación. (13)

En cuanto a la reducción del sebo, el reto es que la formulación resulte tolerable para la piel sensible. Algunos estudios demuestran que un derivado del ácido retinoico, el adapaleno, consigue este equilibrio. Mientras que la vitamina B3 aporta un efecto calmante y antiinflamatorio. (14)

Pulsa aquí si quieres ver cremas para pieles sensibles y mixtas.
Con la edad, los lípidos que ayudan a proteger la piel disminuyen y esta se vuelve más fina. Además de cambios a nivel fisiológico, bioquímico o incluso neurosensorial, aumenta el pH de la piel. Todo lo cual indica que con los años aumenta la vulnerabilidad de la piel ante estímulos potencialmente irritantes. (9)

Las formulaciones deben ser preferiblemente aceitosas frente a acuosas, esto permitirá prolongar los efectos hidratantes. (9) Mientras que los productos deben tener un pH inferior a 5.5. para no dañar el equilibrio fisiológico de la piel. (9)

Sobre la autora
María A. F.
¡Hola! Me encanta escribir sobre los cuidados de la piel, investigar e informarme en profundidad para dar explicaciones completas y detalladas.

 

¡Recuerda!
Nuestro trabajo es proporcionarte información. Si tienes dudas o necesitas asesoramiento, consulta siempre a un profesional antes de empezar cualquier tratamiento.

 


 

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Referencias
1. Stalder, J. F., Tennstedt, D., Deleuran, M., Fabbrocini, G., De Lucas, R., Haftek, M., ... & Saint Aroman, M. (2014). Fragility of epidermis and its consequence in dermatology. Journal of the European Academy of Dermatology and Venereology, 28: 1-18. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/jdv.12509
2. Farage, M. A. (2019). The prevalence of sensitive skin. Frontiers in medicine, 6: 98. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://www.frontiersin.org/articles/10.3389/fmed.2019.00098/full
3. Escalas-Taberner, J., González-Guerra, E., & Guerra-Tapia, A. (2011). Sensitive skin: a complex syndrome. Actas Dermo-Sifiliográficas (English Edition), 102 (8): 563-571. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S1578219011000710
4. Misery, L., Loser, K., & Ständer, S. (2016). Sensitive skin. Journal of the European Academy of Dermatology and Venereology, 30: 2-8. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/jdv.13532
5. Berardesca, E., Farage, M., & Maibach, H. (2013). Sensitive skin: an overview. International journal of cosmetic science, 35 (1): 2-8. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/j.1468-2494.2012.00754.x
6. Pan, Y., Ma, X., Song, Y., Zhao, J., & Yan, S. (2021). Questionnaire and Lactic Acid Sting Test Play Different Role on the Assessment of Sensitive Skin: A Cross-sectional Study. Clinical, Cosmetic and Investigational Dermatology, 14: 1215. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC8449876/
7. Baumann, L. (2016). Validation of a questionnaire to diagnose the Baumann skin type in all ethnicities and in various geographic locations. Journal of Cosmetics, Dermatological Sciences and Applications, 6 (1): 34-40. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://www.scirp.org/journal/paperinformation.aspx?paperid=64499
8. Rodan, K., Fields, K., Majewski, G., & Falla, T. (2016). Skincare bootcamp: the evolving role of skincare. Plastic and Reconstructive Surgery Global Open, 4(12 Suppl). [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC5172479/
9. Schreml, S., Kemper, M., & Abels, C. (2014). Skin pH in the elderly and appropriate skin care. Eur Med J Dermatol, 2: 86-94. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://emj.emg-health.com/wp-content/uploads/sites/2/2018/02/Skin-pH-in-the-Elderly-and-Appropriate-Skin-Care.pdf
10. Chen, L., & Zheng, J. (2021). Does sensitive skin represent a skin condition or manifestations of other disorders?. Journal of Cosmetic Dermatology, 20 (7): 2058-2061. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/jocd.13829
11. Hülpüsch, C., Tremmel, K., Hammel, G., Bhattacharyya, M., de Tomassi, A., Nussbaumer, T., ... & Traidl-Hoffmann, C. (2020). Skin pH–dependent Staphylococcus aureus abundance as predictor for increasing atopic dermatitis severity. Allergy, 75 (11): 2888-2898. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/full/10.1111/all.14461
12. Hong, J. Y., Park, S. J., Seo, S. J., & Park, K. Y. (2020). Oily sensitive skin: A review of management options. Journal of cosmetic dermatology, 19 (5): 1016-1020. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/32112510/
13. Petric, D. Greasy malnourished skin paradox. [Internet] [Fecha de consulta: 2021]
14. Bagatin, E., Freitas, T. H. P. D., Rivitti-Machado, M. C., Ribeiro, B. M., Nunes, S., & Rocha, M. A. D. D. (2019). Adult female acne: a guide to clinical practice. Anais brasileiros de dermatologia, 94: 62-75. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://www.scielo.br/j/abd/a/qXdkswPvSxTtFyc4LzGswYx/?lang=en&format=html#
15. Galli, S. J., Tsai, M., & Piliponsky, A. M. (2008). The development of allergic inflammation. Nature, 454 (7203): 445-454. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://www.nature.com/articles/nature07204
16. Profet, M. (1991). The function of allergy: immunological defense against toxins. The Quarterly review of biology, 66 (1): 23-62. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://www.journals.uchicago.edu/doi/abs/10.1086/417049
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18. Misery, L., Jourdan, E., Huet, F., Brenaut, E., Cadars, B., Virassamynaïk, S., ... & Taieb, C. (2018). Sensitive skin in France: a study on prevalence, relationship with age and skin type and impact on quality of life. Journal of the European Academy of Dermatology and Venereology, 32 (5): 791-795. [Internet] [Fecha de consulta: 2021] https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/jdv.14837
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Fuente de la imagen: unsplash.com (Kat Love / zncUDOR-Ie8)

 

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